Inspirar y animar el corazón de aquellos que lean este libro es el objetivo principal por el cual lo escribí.
Usted y yo, querido lector, fuimos creados con un propósito divino: para la alabanza de la gloria de Dios, ya que separados de Él nada podemos hacer, por lo cual uno de los deseos del Padre expresados a lo largo del relato bíblico es encontrarse cara a cara con esos adoradores que saben elevar una fragante adoración de exaltación y honra en espíritu y en verdad.
Dios busca adoradores genuinos, hombres y mujeres que entienden el trasfondo espiritual e importante en la vida de un creyente y su importancia en lo que significa adoración.
Existen artistas con talentos y dones asombrosos y no le voy a quitar mérito al esfuerzo humano; sin embargo, deseo hacer más notorio lo que el Padre celestial está buscando: corazones dispuestos, honestos y humildes para presentarse delante de Él.
Los dones y habilidades ministran pero la unción pudre los yugos.
La adoración no sólo es para los que dirigen música dentro de las iglesias, sino para todo aquel que desee.
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